Como auténtica fan de las pedicuras muchas veces me pregunto si en invierno es necesario o conveniente seguir realizándolas. Los pies los tenemos tapados por lo que el llevar unas uñas más o menos cuidadas, o pintadas de colores bonitos, o tener los talones perfectos pierde cierta importancia. Hay quien prescinde de ellas totalmente precisamente por estas razones.
Sin embargo la pedicura no sólo se realiza para la estética hacia los demás, sino también para uno mismo. Tener unos pies cuidados es cuestión de salud y de bienestar personal, por lo que yo personalmente sigo haciéndomelas aunque sea con menos regularidad. De hecho las uñas no me las pinto y las dejo que "respiren" un poco de los colores oscuros del verano.
La primera vez que me hice una pedicura la esteticista me comentó que no iba a poder pasar sin ellas de entonces en adelante y acertó. O como dice una amiga mía, nunca sabes cuándo vas a tener que enseñar los pies. En cualquier caso, la pedicura en sí es también un acto relajante, en el que te puedes dormir en la camilla y que suele acabar con un masaje maravilloso.
Simplemente por ello yo os recomendaría que cada mes y medio o dos meses acudiérais a vuestro centro de belleza para realizaros una. Veréis que los pies no sufren tanto como en verano, ni están tan secos ni con tantas imperfecciones, por lo que tardarán menos en arreglároslos, pero el efecto final será muy satisfactorio.
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