Si creciste en los 2000 y llevaste pantalones de lycra de Bershka con tanga de hilo, seguro que Naiara ha despertado cositas en ti. Su forma de vestir, de ser y de hablar nos ha devuelto a un lugar de sobra conocido. Porque Naiara es la bakala maja del instituto que vestía Rottweiler y eso le ha hecho conectar con toda una generación. "Naiara es yo hace 20 años" me dije mientras la votaba como ganadora de OT. Y como yo, miles de millennials españolas.
Lo vimos en cuanto entró por la puerta de la academia. Mientras el resto de compañeros se apiñaban tímidos en el salón y trataban de descubrir la cara que querían mostrar al público, ella se subió al bólido con pedales al grito de "¡acelera, maña!". En ese momento supimos que queríamos ser sus amigas y que lo molaba todo.
La choni de España se convirtió en la favorita del público, en la "innominable" y en la ganadora. Por su chorro de voz, pero también por su personalidad auténtica, que no se avergüenza de quién es y que lleva el estilo poligonera por bandera. Y es que Naiara ha conseguido algo inaudito: que ese estilo choni de barrio que dejamos ir con el cierre de Tuenti vuelva a ser algo maravilloso.
Ojo, que no estamos diciendo que no haya ganado por mérito propio, por ser una curranta y por cantar de locos. Pero no era la única en la academia con una voz increíble, never forget el Ruslanazo o Paul Thin con 'Debo Despertar'. Naiara ha ganado porque canta bellísimo, pero también porque ha despertado la nostalgia millennial en masa y nos ha devuelto a un estilo que para muchos es "casa".
Hablamos de su pelo negro azabache, de sus labios perfilados, de sus pendientes de plástico flúor y de sus tatuajes. También de sus temazos maquineros, cantando 'Sobreviviré' o 'Motomami' con una base tecno para darlo todo porque esa es su vibe. Los looks escogidos en cada gala, donde el exceso era casi kriminal y la queremos por ello.
Hablamos también del amor que siente por su Audi tuneado, con el que adora derrapar mientras escucha música house. Un coche al que venera tanto que ha sustituido su logo en el capó por corazoncitos. Los mismos que llevó en el peinado neón cuando cantó por Rosalía. Un auténtico manual poligonero que ella sigue al dedillo y que nos hace adorarla, quererla y admirarla, porque no le da palo nada.
Ella ha iniciado el choni-positive y promete traer de vuelta a la kinki 2.0 que abraza su estilo sin miedo a destacar. Volverán los labios perfilados por fuera, los aros de oro trenzados, las botas con plataforma de drag-queen y los pantalones ajustados campana de tiro bajo. Y nos encanta, porque nos hace sentir de vuelta en el instituto que conocíamos.
Fotos | @laenedenaiara, @naiara.ot2023.
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