Cómo ser la clienta perfecta en una perfumería

Cómo ser la clienta perfecta en una perfumería
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Entrar en una perfumería y poder recorrer los rincones de estanterías y expositores es un placer que tenemos en común todas en Arrebatadora. Y todos también: me consta que tenemos lectores también y son muy bienvenidos. Aunque una perfumería es un lugar público, hay que ser consciente de que no es nuestra y respetar ciertas reglas.

Está todo a mano y tenemos un permiso tácito para tocar, mirar y probar. Cuanta más libertad nos dan, más exigimos pero en realidad más deberíamos respetar y agradecer. Cuando pruebes un perfume o un cosmético, asegúrate de que es un tester. Muchísima gente abre tarros y tubos: eso no se hace.

Pensad que cuando abrís una máscara de pestañas, el aire que ha entrado dentro empieza a oxidar el producto: la cuanta atrás para su caducidad ha empezado. Cuando veo a esas personas en los grandes almacenes abriendo cada cosa que tocan, me sale urticaria sólo de verlo.

En los supermercados, ¡no se prueban los desodorantes, por favor! Ni nada que no esté especificado como probador. Anda que si ese desodorante en spray lo han probado antes cinco personas, ya lo tienes medio gastado. Si eres de esas, espero que te pase a tí (soy muy mala, lo sé).

Un último detalle: los mullets. Esas tiras de papel secante están a disposición de las usuarias para probar el perfume y sólo es papel: no muerde ni contagia nada. Una vez utilizado, no hace falta estrujarlo y mucho menos tirarlo por ahí en cualquier lado.

Las dependientas agradecerán un hola, un ¿puedo?, un gracias y un hasta luego. Bueno, eso en todas partes pero en especial en lugares donde pasa mucha gente arriba y abajo como Pedro por su casa. No es tu casa, es una tienda. Disfrútala pero respétala.

Foto | Ideas de negocio
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