Ictioterapia, un tratamiento con riesgos

Ictioterapia, un tratamiento con riesgos
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Se acerca el buen tiempo y con él una vez más se multiplican las ofertas para realizar tratamientos de Ictioterapia, que nos animan a meter los pies en un acuario lleno de peces garra rufa para que se encarguen de hacernos la pedicura.

Estos peces se comen las celúlas muertas y pieles que nos sobran, algo que a mí ya de entrada me causa bastante aprensión, pero manías a parte además conlleva una serie de riesgos que es importante conocer o recordar.

La primera en dar la alarma sobre los mismos fue la Agencia de Protección de la Salud del Reino Unido, avisando de que al realizarse el tratamiento en un recipiente que contiene agua y seres vivos, no pueden utilizarse los procesos convencionales de descontaminación y esterilización, por lo que las posibilidades de transmitir una infección son elevadas, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de gente que hace uso de la pecera al cabo del día.

Más recientemente el Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía difundió un comunicado de prensa en el que avisaba de que la Ictioterapia puede transmitir enfermedades como el VIH o la hepatitis B y C, así como causar infecciones en la piel como hongos y verrugas.

Actualmente esta práctica está prohibida en Canadá y 18 estados de Estados Unidos, mientras Alemania la ha restringido principalmente a los pacientes de psoriasis, a los que se les solicita una analítica de sangre para comprobar que no tienen ninguna enfermedad de riesgo.

Además existe una versión más económica de estos peces procedente de paises asiáticos que sí tienen dientes y pueden causar daños en la dermis, aumentando todavía más los riesgos.

Una posible solución sería cambiar los peces con cada usuario nuevo, pero entonces el tratamiento saldría excesivamente caro. Además tampoco hay que olvidar que los peces son seres vivos y aunque se coman las pieles muertas no se nutren de ellas por lo que antes de “trabajar” se les deja con hambre y se les da su comida al finalizar la jornada, algo que les lleva a muchos a morir antes de tiempo por sobrealimentación.

El Ministerio de Sanidad todavía no se ha pronunciado al respecto, así que debemos suponer que si no se ha prohibido la Ictioterapia hasta la fecha es porque no la consideran tan peligrosa como apuntan las asociaciones anteriores, pero aun así yo prefiero hacerme mi pedicura de toda la vida. Quizá no es tan placentera (aunque la disfruto mucho no puedo comparar por desconocimiento) pero desde luego resulta efectiva y sobre todo segura.

Más información | Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía | Agencia de Protección de la Salud del Reino Unido
Foto | Animalia
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