Estrenamos nuestro especial Navidad 2012 con un tema algo peliagudo ¿Qué hacer para no engordar durante las fiestas? En realidad conseguirlo es mucho más sencillo de lo que parece, hay quien propone hacer dietas restrictivas antes, después ¡o incluso durante! (¿Quién tiene voluntad para hacer eso?) pero a mí la receta que mejor me funciona siempre es un poco de sentido común y no abandonar la normalidad, al menos la mayor parte del tiempo.
Es muy difícil no caer en la tentación los días de fiesta, tampoco pasa nada por hacerlo ya que no dejan de ser caprichos esporádicos, pero cuidado porque los mazapanes, polvorones y bombones cada vez están diponibles antes en nuestros supermercados (yo empecé a verlos a finales de octubre), y es mejor reservarlos para cuando llega la auténtica Navidad.
Si empezamos a consumirlos ahora, cuando pasen las fiestas llevaremos más de un mes de excesos y eso sí que puede traducirse en varios kilos de más. Además si le quitamos ese carácter especial ¿Pierden un poco la gracia no? Es como si ya empezáramos hoy a abrir los regalos.
Días de diversión vs días de comilonas
Llegan los días señalados, los que el calendario marca en rojo y empiezan las reuniones familiares, salidas con amigos y cenas de empresa. La costumbre es atiborrarse hasta que el botón del pantalón salte por los aires, pero realmente ¿Es eso agradable? Estar empachada no es algo que a mí me guste especialmente y una barriga hinchada al máximo tampoco es mi idea de lucir un mini vestido rojo de Nochevieja.
Es posible disfrutar de una comida copiosa de forma saludable, solo hay que prestar un mínimo de atención a lo que estamos haciendo y no confundir la alegría de los reencuentros, con un cheque en blanco para pasarnos días arrasando con todo lo que nos pongan delante.
Las comidas de Navidad suelen empezar tarde, entre los saludos, que llega todo el mundo etc. así que un buen truco para no afrontarlas con excesiva hambre es picar algo antes, tipo una manzana o unas rodajas de piña, que nos sacie y aporte fibra con pocas calorías.
Seguramente la mesa estará llena de aperitivos y dan ganas de probarlos todos, pero es importante no perder de vista cuantos llevamos, ya que en ocasiones cuando llega el primer plato, en realidad ya hemos consumido más calorías que en nuestras comidas habituales. Y lo mismo pasa con los dulces, que muchas veces se convierten en una segunda comida, después de la comida. No hay mejores días para recordar que lo bueno, si es breve (poco), dos veces bueno.
Recréate en cada bocado, disfruta, saborea y aprovecha las buenas conversaciones para evitar comer compulsivamente. Cuando somos invitados no podemos elegir los ingredientes, pero sí las porciones, intentando que no sean demasiado abundantes y evitando sumar calorías mojando mucho pan en las salsas o repitiendo algún plato.
Delicias con fundamento
Si nos toca a nosotras preparar la comida, tenemos muchas opciones sanas y deliciosas, como las que nos proponen en Vitónica, para contentar a nuestros invitados. Cocinar al horno, abundar en ensaladas y verduras, elegir alimentos nutritivos, sabrosos y saciantes, preparar dulces caseros con menos grasas y azúcares, o proponer frutas como postre (moras, arándanos, frambuesas etc, quedan muy vistosas y navideñas) son algunas buenas ideas para aligerar la comida.
El agua tampoco puede faltar en la mesa, para ir alternando entre las copas de vino o de cava y evitar beber en exceso. Mucha mejor opción que intercambiar alcohol con refrescos, ya que estos pueden llegar a sumar una cantidad de calorías exagerada.
Tanto si eres anfitriona como invitada, come despacio, mastica bien, no es la última vez que vas a comer en tu vida, es más seguramente a la noche o al día siguiente te está esperando cualquier otro manjar y vale la pena degustar todo sin caer en el exceso. ¿A que sabe mejor así?
Por último ¡Atención a la sobremesa! Muchas veces podemos pasarnos horas sin dejar de picotear turrones, mazapanes y polvorones, casi sin darnos cuenta. Si ya estás saciada ¿Para qué seguir comiendo? Un bocadito nunca hace daño, pero mejor acompañarlo de alguna infusión (si es digestiva mejor) y aprovechar el momento para darle al cuerpo un descanso.
Compensa y muévete, verás que tampoco es para tanto
Al final los momentos de celebración no dejan de ser contados, si el resto de comidas, cenas y muy importante desayunos (olvida los croissants por unos días) son ligeros y los basamos sobre todo en frutas y verduras para desintoxicar, será difícil que aumentemos mucho de peso.
El problema es que a veces se cae en una inercia que dura semanas, en las que prima el “De perdidos al río” y como ya nos hemos pasado un día, lo seguimos haciendo el resto. Esto genera no solo kilos de más, también en ocasiones culpabilidad o incluso ansiedad... así que mejor disfrutar de los caprichos cuando toca y ser responsables el resto del tiempo.
Tampoco tiene sentido dejar de hacer ejercicio por unos cuantos días de fiesta. Quizá tenemos menos tiempo (en ocasiones es al revés, tenemos más) o queremos tomarnos unos días de descanso, pero no está de más seguir usando las escaleras, proponer largos paseos en familia (mucho mejor que la peligrosa sobremesa) o aprovechar incluso para hacer alguna excursión alternativa ¡No todos los años hay que repetir lo mismo!
Mantener unas rutinas básicas, de abdominales, sentadillas etc, ocupa muy pocos minutos al día y a mí no solo me ayudan a mantenerme en forma, también me recuerdan que me gusta cuidarme, algo que hace que afronte las comidas navideñas de otra manera, con más ganas de abrazar, escuchar, sonreír ¡O incluso cantar! y menos de engullir por engullir...
¿Y tú? ¿Qué plan tienes para estas Navidades?
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